Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
La paranoia invasiva siempre empieza con la idea de que los extranjeros van a llegar a un lugar a ponerlo en la bancarrota robando todos los trabajos y las buenas oportunidades que los habitantes podrían llegar a tener. Pronto esto será cosa del pasado, pues tal y como lo vimos en películas de ciencia ficción y en series animadas como “Los Supersónicos”, los robots están empezando a ocupar a grandes escalas los trabajos de los humanos.
Desde la Revolución Industrial sucede que los grandes manufactureros suplantan la mano de obra humana por la de grandes máquinas que efectivamente no piden mejores condiciones de trabajo, no se cansan ni necesitan seguro de gastos médicos representando un gran ahorro para la empresa, una verdadera bancarrota para el país que cada vez lucha con más desempleados, pero ¿qué pasa en Japón que a todos ha sorprendido?
Para 2017 Japón ha anunciado la apertura de su primera planta agrícola totalmente automatizada con robots que harán todos los trabajos necesarios para que la granja prospere: desde plantar las semillas y arar la tierra hasta recoger las cosechas. De entre los grandes beneficios que la empresa encuentra en su nuevo régimen robótico está la producción de 30 mil cabezas de lechuga al día, lo cual no es nada comparado con las proyecciones que tienen de cosechar medio millón de lechugas al día en cinco años.
Otro de los grandes beneficios que saldrán de este nuevo régimen son el ahorro en costes laborales que será de un 50%y el uso de energía se reduciría en un 30% planeando también reciclar agua en un 98%.
La proyección obedece a la nueva tendencia de agricultura vertical en donde las cosechas se dan dentro de grandes fábricas a puerta cerrada sin luz solar con leds que permiten a las plantas crecer de la misma manera que lo hacen a la intemperie evitando ciertos riesgos como plagas y catástrofes naturales.
Para Japón la buena noticia es que lograrán reducir el impacto ambiental que tienen todos los pesticidas y el uso sin reciclaje del agua que se da en los cultivos habituales, sin embargo las repercusiones en el capital humano son mucho más crudas ya que muchísimas personas pierden el trabajo, y de tener éxito este nuevo modelo, cada vez más fincas optarán por robots, lo que puede derivar en una catástrofe social.