Desde que todo el mundo tiene su cuenta de correo electrónico, las personas han tenido acceso a múltiples servicios en Internet, desde el almacenamiento en la nube, hasta el acceso a las redes sociales principales como Facebook y Twitter.
Sin embargo, a lo que se quiere llegar con esta aseveración es que el correo electrónico es la unidad básica para tener acceso a la información y múltiples plataformas digitales, por lo que son los servidores y los gestores de mensajerías, las que hoy en día tendrían que ser capaces de garantizarnos la máxima seguridad y privacidad de nuestras cuentas, sobre nuestra gestión documental digital y nuestro contenido almacenado.
Vivimos en una época en donde nadie nos garantiza que no seremos víctimas de hackeo u otros ataques informáticos que pongan en riesgo nuestra privacidad. Es por eso que cobra sentido que se exija a los gestores de contenidos digitales una mayor responsabilidad sobre estas agresiones a nuestra identidad digital, o la de nuestra empresa.
Son pocas las empresas profesionales y con experiencia que saben lidiar con esta serie de amenazas. Pero, si los correos electrónicos pueden ser leídos por cualquiera, ¿por qué no ha de ser lo mismo con los documentos que genera una empresa? Depende. Depende del tipo de almacenamiento en la nube que estés ocupando tú o tu empresa. Si estás ocupando un gestor documental libre, como lo es Google Drive o Dropbox, la seguridad garantizada será mínima. Sin embargo, si optas por la contratación de softwares especializados, el riesgo de violación a tu privacidad, será mínimo.
Mientras que la seguridad que garantizan estos gestores libres contrarrestan el spam y el malware, los gestores con experiencia y contratados contienen metodologías y desarrollos tecnológicos más sofisticados que infieren sobre la intrusión informática, como soluciones firewall, IDS, IPS, etcétera.
Así que dado que los empleados no siempre comprenden la relevancia de la información que está en sus manos, y no son prudentes con la información que comparten; son las empresas y las organizaciones las que deben optar por la contratación de compañías profesionales, es decir en invertir en ciberseguridad, monitorear sus redes y el uso que se les está dando. En pocas palabras, comenzar a implementar acciones anti-hackeo.
Finalmente queremos concluir que el almacenamiento en la nube debe ser privado, simplemente por derecho. Si las compañías requieren reservarse el derecho de compartir su información, que así sea, siempre y cuando se mantengan al margen con el Estado.