Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Hoy en día en las grandes ciudades incluso los pequeños niños manejan celulares de alta gama y tecnologías inteligentes y lo hacen tan bien que pareciera que nacieron sabiendo cómo hacerlo y a pesar de ser muy útiles en la vida diaria y laboral, no todo lo que pasa con y en ellos es bueno y maravilloso; sí podemos encontrar direcciones, artículos, videos tiernos y graciosos, películas y música, pero también podemos encontrar al estafador que nos vacíe la cuenta del banco.
Desde el año pasado empezamos a conocer varios casos de filtro de datos que finalmente se hicieron públicos, principalmente los desnudos de estrellas hollywoodenses y más recientemente los datos de las personas que ingresan a sitios en donde se concretan citas para tener relaciones fortuitas, en su mayoría personas casadas que vieron su suerte cuando se publicó una buena cantidad de nombres. Pero esto no solamente pasa en casos extranjeros, hace apenas unos días nos enteramos de una diputada que solía modelar en ropa interior, la pregunta es ¿de dónde sale esta información?
Grandes empresas a las que confiamos nuestros datos como Apple, Facebook, AT&T, Ubuntu, Adobe, Twitter entre otras, tienen cientos de datos de clientes de todo el mundo bajo un resguardo que deja mucho qué desear dejando nuestros datos a disposición de un hacker que sin contar con conocimientos muy especializados, puede vulnerar nuestra seguridad, desde datos como dirección IP, fotos y documentos hasta datos de tarjetas de créditos, ingresos y egresos mensuales y quincenales y en el caso de los celulares hasta pueden dar a quienes lo requieran los datos de nuestras rutas y lugares recientemente visitados gracias a una opción de fábrica de la que pocos saben.
Una buena manera de evitar que se filtren nuestros datos de seguridad es tener contraseñas que cumplan con los estándares básicos pues aunque parezca increíble, muchas contraseñas siguen siendo la fecha de nacimiento de la persona o utilizan la palabra “contraseña” o sencillamente ponen 12345, lo que da la oportunidad para que hasta el ladrón más amateur logre entrar en nuestras cuentas.
Edward Snowden recomienda que al momento de elegir nuestras contraseñas más que usar una palabra elijamos una frase que responda a la pregunta que nos haga pensar en la cuenta, o alguna frase que se aplique para todas nuestras cuentas, pero que sea larga y no sencilla como “anitalavalatina”.