Tecnología para protegerse de los rayos

Los dispositivos de protección contra rayos colocados en los grandes edificios son una solución eficaz para evitar que estas descargas atmosféricas dañen la estructura de los mismos e incluso lleguen a herir a alguien.

Los instrumentos más empleados para esto son la jaula de Faraday y el sistema de pararrayos, siendo ambos una opción para salvaguardar grandes construcciones.  Si quieres saber más acerca de estas dos tecnologías desarrolladas desde hace más de uno y dos siglos, respectivamente, a continuación te presentamos en qué consisten.

Jaula de Faraday

Su invención se atribuye al científico británico Michael Faraday en virtud del experimento que realizó en 1836, con el cual demostró que es posible proteger de descargas eléctricas el interior de un recipiente metálico debido a que la energía electrostática se canaliza por las paredes de éste siguiendo su camino hasta llegar al suelo o una superficie aislada, esto sin dañar su estructura ni a quienes estén en contacto con ella.

Este sistema, denominado también de apantallamiento eléctrico, se utiliza hoy en día, en el ámbito de la ingeniería y construcción, para blindar a los edificios colocándoles sistemas de puntas pasivas macizas elaboradas de metales como el cobre y aluminio, las cuales, al estar distribuidas al exterior del techo de la edificación, hacen la misma función demostrada en el experimento de hace más de 150 años.

Para su completo funcionamiento, estas barras se encuentran interconectadas por cableado que, a su vez, lleva hasta tierra toda carga atmosférica que se impacta en la estructura para evitar cualquier tipo de daño.

Pararrayos

Este instrumento de protección tiene una gran historia, que se remonta hasta 1752, cuando Benjamín Franklin realizó su famoso experimento con una cometa atada a un cordel de seda en cuyo extremo contrario colocó una llave metálica para comprobar la existencia de la energía electrostática como generadora de los rayos.

Así, luego de que él mismo propusiera la idea de colocar varillas de acero en punta sobre los tejados de los edificios para protegerlos, esta idea siguió desarrollándose hasta que en 1919 el físico serbocroata Nikola Tesla definió bien los conceptos por los que funciona e incluso rebatió la idea de Franklin.

Con esto, la industria del pararrayos se ha perfeccionado hasta el día de hoy, en que contamos con dispositivos que no sólo captan la energía del rayo y la canalizan a tierra, sino que cuentan con tecnología de cebado PDC con el que se puede brindar gran nivel de protección en un radio de hasta 80 metros.

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